Evaluar un tablero no es ver si “se ve bonito”. Es saber si fue diseñado para funcionar sin fallar, con ventilación adecuada, protecciones correctas, orden interno y documentación real. Aquí te explico cómo distinguir un tablero confiable de uno que solo está armado.
Introducción
En la industria, un tablero eléctrico puede ser tu mejor aliado… o tu peor enemigo.
Y lo curioso es que no necesitas abrirlo para detectar la calidad del diseño: basta con observar ciertos detalles que revelan si hubo ingeniería detrás o solo “conectaron cables”.
Aquí encontrarás los puntos clave para evaluar un tablero y distinguir uno confiable de uno que solamente parece ordenado por fuera.
1. La primera impresión NO es estética, es funcionalidad
Un tablero bien diseñado no es el más bonito, es el que funciona bajo cualquier condición: calor, polvo, vibración, humedad o demanda alta.
Las preguntas clave:
- ¿Este tablero fue pensado para durar años sin sufrir?
- ¿O fue ensamblado para salir del paso?
La intención del diseño se nota desde el primer vistazo.
2. Organización interna: la columna vertebral
La organización interna es donde se ve la ingeniería real:
- Potencia separada de control.
- Señales débiles lejos de cables que generan ruido.
- Canaletas con espacio disponible.
- Radios de curvatura respetados.
- Nada de cables tensos o pellizcados.
- Nada de “espagueti” cruzado sin lógica.
Un tablero con cables cruzados o amontonados ya te dice que el diseño no fue pensado… solo armado.
3. Etiquetado: si no está identificado, no existe
El etiquetado marca la diferencia entre un paro de 15 minutos y uno de 3 horas.
Elementos que siempre deben estar identificados:
- Cables.
- Bornes.
- Equipos.
- Rutas y señales.
- Documentos que coinciden con la realidad.
Si un técnico tiene que adivinar qué cable es cuál, el diseño falló desde el origen.
4. Ventilación = vida útil
La mayoría de fallas en tableros no son eléctricas, son térmicas.
Preguntas para evaluar ventilación:
- ¿Los variadores tienen espacio para respirar?
- ¿Las rejillas están libres u obstruidas?
- ¿Hay circulación natural o se requieren ventiladores?
- ¿El tablero está sobrepoblado?
Si parece un microondas cerrado… ese tablero está condenado.
5. Selección de protecciones: lo que casi nadie evalúa
Un tablero bien hecho no depende de equipos caros, depende de equipos correctamente seleccionados:
- Breakers con curva adecuada.
- Fusibles del calibre correcto.
- Contactores dimensionados por la corriente real.
- Relés térmicos ajustados al motor, no “al tanteo”.
Muchos tableros fallan porque los equipos están bien montados… pero mal elegidos.
6. Mantenibilidad: ¿qué tan fácil es trabajar aquí?
Un tablero profesional se nota porque da ganas de trabajar en él:
- Accesible.
- Con espacio para maniobrar.
- Con holgura en cables.
- Sin componentes apretados al límite.
Si cambiar un fusible requiere rezar… ese tablero está mal planeado.
7. Ruido eléctrico: el enemigo silencioso
El ruido eléctrico causa fallas fantasma que nadie sabe explicar.
Para evaluarlo:
- ¿Está separada la potencia del control?
- ¿Los cables de encoder o analógicos están blindados?
- ¿El blindaje está bien conectado?
- ¿Los variadores están lejos de señales sensibles?
Si la respuesta es “no” a varias… prepárate para problemas intermitentes.
8. Documentación: la firma invisible de un buen diseño
Todo tablero profesional debe incluir:
- Planos actualizados.
- Lista de cables.
- Lista de materiales.
- Diagramas unifilares y funcionales.
- Revisión que coincida con el tablero real.
Un tablero sin documentos es como un auto sin volante: funciona… pero no puedes controlarlo.
Conclusión
Evaluar un tablero no es un examen de estética, es evaluar:
- Su confiabilidad.
- Su vida útil.
- Su seguridad.
- Su mantenibilidad.
- Su capacidad para trabajar años sin fallar.
Aplicando estos puntos, podrás distinguir entre un diseño realmente profesional y uno que solo cumple lo mínimo.
Y en la industria, esa diferencia cuesta —o ahorra— mucho dinero.


